La hipertensión arterial es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares en el mundo. También se conoce como presión arterial alta y, debido a que muchas veces no presenta síntomas, se la denomina “el asesino silencioso”. Esta condición ocurre cuando la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias se mantiene elevada de forma crónica.
¿Qué es exactamente la presión arterial?
La presión arterial es la fuerza con la que el corazón bombea la sangre hacia todo el cuerpo. Se mide en dos cifras: la presión sistólica (cuando el corazón late) y la presión diastólica (cuando el corazón descansa entre latidos). Un valor normal se sitúa por debajo de 120/80 mm Hg.
¿Cuándo se considera hipertensión?
Según la Organización Mundial de la Salud y las guías europeas, se considera hipertensión cuando la presión supera los 140/90 mm Hg de forma sostenida. En personas con otras condiciones, como diabetes o enfermedad renal, se busca mantenerla aún más baja.
Causas más frecuentes
- Predisposición genética
- Obesidad o sobrepeso
- Consumo excesivo de sal
- Falta de actividad física
- Estrés crónico
- Enfermedad endocrina
- Consumo de tabaco y alcohol
¿Qué síntomas provoca la hipertensión arterial?
En la mayoría de los casos no da señales. Sin embargo, algunos síntomas pueden aparecer cuando la presión está muy elevada:
- Dolor de cabeza persistente
- Visión borrosa
- Zumbido de oídos
- Mareo o vértigo
- Sensación de fatiga
- Palpitaciones
Riesgos de no tratarla
No controlar la presión arterial alta puede derivar en complicaciones graves:
- Infarto de miocardio
- Accidente cerebrovascular
- Insuficiencia renal
- Retinopatía hipertensiva (daño en la retina)
- Insuficiencia cardíaca
Diagnóstico y seguimiento
El diagnóstico se basa en la toma de la presión arterial en reposo, en varias ocasiones y con un esfigmomanómetro validado. También puede realizarse un monitoreo ambulatorio de 24 horas (MAPA). El seguimiento médico regular es clave para evitar complicaciones.
Tratamiento convencional
El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida y, si es necesario, medicamentos como:
- Diuréticos
- IECA (inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina)
- ARA II
- Betabloqueantes
- Calcioantagonistas
La elección dependerá del perfil de cada paciente. Es importante seguir las indicaciones médicas y no suspender el tratamiento por cuenta propia.
Cómo puede ayudar OLife en la hipertensión
El extracto de hojas de olivo presente en OLife contiene polifenoles como la oleuropeína y el hidroxitirosol, con efectos demostrados sobre la salud cardiovascular. Numerosos estudios indican que estos compuestos pueden:
- Ayudar a reducir la presión arterial sistólica y diastólica
- Mejorar la función endotelial
- Disminuir la inflamación y el estrés oxidativo
- Favorecer la circulación
Además, al ser un producto 100% natural, puede integrarse como complemento dentro del plan de salud de personas con hipertensión arterial, siempre con supervisión médica. OLife no sustituye el tratamiento farmacológico, pero puede potenciar los resultados de un estilo de vida saludable.
Prevenir es curar
Para mantener la presión en niveles óptimos:
- Reduce el consumo de sal (menos de 5 g al día)
- Aumenta la ingesta de frutas, verduras y alimentos ricos en potasio
- Haz ejercicio físico al menos 30 minutos diarios
- Mantén un peso saludable
- Evita el tabaco y limita el alcohol
- Controla el estrés con técnicas de relajación y descanso adecuado
- Mide tu presión periódicamente
Conclusión
La hipertensión arterial es una condición que puede pasar desapercibida, pero cuyas consecuencias pueden ser graves. Afortunadamente, con una vida saludable, seguimiento médico y el apoyo de productos como OLife, es posible mantenerla bajo control y proteger tu corazón. Escucha a tu cuerpo, actúa a tiempo y elige opciones que nutran tu salud desde lo natural.