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Hígado y corazón: una conexión vital que pocos conocen.

Revisado el: 14/10/2025

A menudo pensamos en el corazón y el hígado como dos órganos con funciones completamente separadas. Sin embargo, la realidad es que mantienen una relación simbiótica y fundamental para nuestra salud general. El bienestar de uno impacta directamente en el otro, creando una red de interdependencia que, cuando se desequilibra, puede tener consecuencias serias para todo el organismo. Comprender esta conexión es el primer paso para proteger dos de los pilares más importantes de nuestro cuerpo.

Puntos Clave del Artículo

  • El hígado es clave para la salud cardiovascular, ya que regula el colesterol, los triglicéridos y los factores de coagulación.
  • La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) es un factor de riesgo independiente y significativo para enfermedades del corazón.
  • La inflamación hepática puede liberar sustancias en la sangre que dañan los vasos sanguíneos y sobrecargan el corazón.
  • Un estilo de vida saludable, incluyendo dieta y ejercicio, beneficia simultáneamente al hígado y al sistema cardiovascular.
  • Síntomas como la fatiga y la hinchazón en las piernas pueden ser una señal de alerta de problemas tanto hepáticos como cardíacos.

¿Cómo se relacionan el hígado y el corazón?

La conexión entre el hígado y el corazón es un ejemplo perfecto de trabajo en equipo dentro del cuerpo humano. El corazón bombea sangre a todos los órganos, pero es el hígado el que actúa como el principal centro de procesamiento químico y filtro de esa sangre. Su relación se basa en tres funciones hepáticas vitales:

  • Metabolismo de las grasas: El hígado es responsable de producir y eliminar el colesterol y los triglicéridos. Cuando el hígado no funciona correctamente, los niveles de lípidos "malos" (LDL) pueden aumentar en la sangre, acumulándose en las arterias y formando placas (aterosclerosis). Este proceso endurece y estrecha las arterias, obligando al corazón a trabajar más duro y aumentando el riesgo de infarto y otros problemas de salud cardiovascular.
  • Regulación de la coagulación: Este órgano produce la mayoría de las proteínas necesarias para que la sangre coagule adecuadamente. Un desequilibrio puede llevar a un riesgo mayor de formación de coágulos que pueden viajar al corazón o al cerebro, o por el contrario, a problemas de sangrado.
  • Control de la inflamación y la presión arterial: El hígado produce angiotensina, una hormona que juega un papel crucial en la regulación de la presión arterial. Además, un hígado inflamado puede liberar sustancias pro-inflamatorias que afectan a todo el sistema circulatorio.

En resumen, un hígado sano asegura que la sangre que llega al corazón esté limpia, con niveles de grasa adecuados y una correcta capacidad de coagulación, facilitando enormemente el trabajo del sistema cardiovascular.

¿Qué problemas del hígado pueden afectar al corazón?

Diversas enfermedades hepáticas pueden tener un impacto directo y perjudicial sobre la salud del corazón. La disfunción del hígado no es un problema aislado; sus efectos se extienden a través del torrente sanguíneo a todo el cuerpo, siendo el corazón uno de los órganos más vulnerables.

Las principales afecciones hepáticas que comprometen la salud cardíaca son:

  1. Enfermedad del Hígado Graso No Alcohólico (EHGNA): Considerada la manifestación hepática del síndrome metabólico, esta condición se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado. Está fuertemente ligada a la obesidad, la diabetes tipo 2 y el colesterol alto, todos ellos factores de riesgo cardiovascular. La inflamación crónica que provoca puede acelerar la aterosclerosis.
  2. Cirrosis hepática: En esta fase avanzada de enfermedad hepática, el tejido sano del hígado es reemplazado por tejido cicatricial, lo que dificulta el flujo de sangre a través de él. Esto provoca un aumento de la presión en la vena porta (hipertensión portal), lo que obliga al corazón a bombear con más fuerza y puede conducir a una condición conocida como miocardiopatía cirrótica, donde el corazón se debilita.
  3. Hepatitis vírica o alcohólica: La inflamación aguda o crónica del hígado, ya sea por un virus (como la hepatitis C) o por el consumo excesivo de alcohol, genera una respuesta inflamatoria sistémica. Esta inflamación generalizada puede dañar el revestimiento de los vasos sanguíneos y contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas.

¿Puede el hígado graso causar problemas cardíacos?

Sí, de manera rotunda. La comunidad científica considera hoy día a la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) no solo como una enfermedad del hígado, sino también como un importante factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, independientemente de otros factores como la obesidad o la diabetes.

Un hígado con exceso de grasa se convierte en una fuente de problemas para el corazón por varias vías:

  • Liberación de sustancias inflamatorias: Un hígado graso e inflamado libera citoquinas, unas proteínas que promueven la inflamación en todo el cuerpo, incluyendo las paredes de las arterias.
  • Producción de factores pro-trombóticos: Aumenta la producción de sustancias que favorecen la formación de coágulos sanguíneos.
  • Dislipidemia aterogénica: Provoca un perfil de lípidos en sangre muy perjudicial, con altos niveles de triglicéridos, bajo colesterol "bueno" (HDL) y partículas de colesterol "malo" (LDL) más pequeñas y densas, que penetran más fácilmente en las paredes arteriales.
  • Resistencia a la insulina: El hígado graso es una causa y consecuencia de la resistencia a la insulina, una condición que subyace a la diabetes tipo 2 y que daña directamente el sistema cardiovascular.

Por todo ello, tener hígado graso multiplica el riesgo de sufrir hipertensión arterial, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y arritmias.

¿Cuáles son los síntomas de una mala salud hepática y cardíaca?

Uno de los mayores desafíos en el diagnóstico temprano es que, en sus fases iniciales, tanto los problemas hepáticos como los cardíacos pueden ser asintomáticos. Sin embargo, a medida que avanzan, pueden aparecer señales de alerta. Es importante destacar que algunos síntomas pueden solaparse, reflejando la estrecha conexión entre ambos órganos.

Síntomas asociados principalmente a problemas hepáticos:

  • Fatiga extrema y debilidad.
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
  • Dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen.
  • Hinchazón abdominal (ascitis).
  • Orina de color oscuro y heces pálidas.
  • Aparición de hematomas con facilidad.

Síntomas asociados principalmente a problemas cardíacos:

  • Dolor o presión en el pecho (angina).
  • Dificultad para respirar (disnea), especialmente con el esfuerzo o al acostarse.
  • Palpitaciones o ritmo cardíaco irregular.
  • Mareos, aturdimiento o desmayos.

Síntomas que pueden indicar problemas en ambos órganos:

  • Hinchazón (edema) en piernas, tobillos y pies: Puede ser causada por insuficiencia cardíaca (el corazón no bombea bien) o por insuficiencia hepática (el hígado no produce suficiente albúmina, una proteína que retiene líquido en los vasos).
  • Fatiga crónica: Es un síntoma común y temprano en ambas condiciones.

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico preciso.

Hábitos para proteger tu hígado y corazón.

La buena noticia es que las mismas estrategias de estilo de vida que protegen tu corazón también son beneficiosas para tu hígado. Adoptar un enfoque integral es la forma más eficaz de cuidar de ambos órganos simultáneamente.

  • Adopta una dieta saludable: Prioriza una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y grasas saludables (aceite de oliva virgen extra, aguacate, frutos secos), como la dieta Mediterránea. Limita el consumo de azúcares añadidos, carbohidratos refinados y grasas saturadas y trans.
  • Mantén un peso corporal saludable: La pérdida de peso, incluso de un 5-10% del total, puede reducir drásticamente la grasa en el hígado y mejorar los factores de riesgo cardiovascular.
  • Realiza actividad física regular: Intenta realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, como caminar a paso ligero, nadar o montar en bicicleta.
  • Limita o evita el alcohol: El alcohol es tóxico para las células hepáticas y su consumo excesivo es una de las principales causas de enfermedad hepática y contribuye a la hipertensión y al aumento de triglicéridos.
  • Controla las condiciones médicas existentes: Mantén bajo control la presión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en sangre siguiendo las indicaciones de tu médico.
  • Considera el apoyo de complementos naturales: Ciertos extractos de plantas pueden complementar un estilo de vida saludable. Por ejemplo, OLife®, un innovador complemento alimenticio a base de extracto acuoso de hojas de olivo y flores de caléndula, está formulado para apoyar el bienestar general. Las hojas de olivo, obtenidas mediante un proceso exclusivo, son reconocidas por su potente acción antioxidante, su apoyo al metabolismo de lípidos e hidratos de carbono, y su contribución a la circulación sanguínea normal y la regularidad de la presión arterial. Estas propiedades lo convierten en un aliado interesante para quienes buscan cuidar de forma integral su sistema cardiovascular y metabólico.

Preguntas Frecuentes Adicionales

¿El colesterol alto afecta tanto al hígado como al corazón?

Sí, totalmente. El colesterol alto, especialmente el colesterol LDL ("malo"), es la causa principal de la aterosclerosis, que endurece las arterias y provoca enfermedades cardíacas. Al mismo tiempo, el exceso de colesterol y otras grasas en la sangre puede acumularse en el hígado, siendo un factor clave en el desarrollo y progresión de la enfermedad del hígado graso. Es un círculo vicioso donde ambos órganos se ven perjudicados.

¿Qué tipo de dieta es mejor para la salud del hígado y el corazón?

La dieta Mediterránea es ampliamente recomendada por los expertos para la salud tanto hepática como cardíaca. Se centra en el consumo de alimentos integrales y antiinflamatorios como verduras de hoja verde, frutas, legumbres, pescado azul (rico en omega-3), frutos secos y aceite de oliva virgen extra como principal fuente de grasa. Este patrón alimenticio ayuda a reducir la grasa hepática, mejorar la sensibilidad a la insulina, bajar el colesterol y la presión arterial, ofreciendo una protección completa.

Una conexión que no puedes ignorar.

La salud del hígado y del corazón están íntimamente ligadas, formando un eje vital para nuestro bienestar. Ignorar la salud de uno es poner en riesgo al otro. La creciente prevalencia de la enfermedad del hígado graso la ha convertido en una amenaza silenciosa para la salud cardiovascular de millones de personas. Adoptar un estilo de vida proactivo, basado en una alimentación consciente, ejercicio regular y la gestión de los factores de riesgo, es la inversión más inteligente que puedes hacer para asegurar que tu corazón y tu hígado trabajen en perfecta armonía durante muchos años. No dudes en consultar a tu médico para una evaluación personalizada y trazar el mejor plan para ti.

Aviso importante

La información contenida en este artículo se proporciona únicamente con fines educativos y de concienciación general. No pretende ser, ni debe ser interpretada como, un sustituto del consejo médico profesional, diagnóstico o tratamiento. LiveFullyWell no es un proveedor de atención médica. Nunca ignores el consejo médico profesional ni demores en buscarlo debido a algo que hayas leído en este sitio web. Siempre consulta a tu médico o a otro profesional de la salud cualificado ante cualquier pregunta que puedas tener sobre una condición médica. La confianza en cualquier información proporcionada en este artículo es exclusivamente bajo tu propio riesgo.

Fuentes y Referencias

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